- Su carrera fueron años de sacrificio, de trabajo duro de su familia, principalmente de su madre, pero finalmente triunfa en el mundo de los negocios
TIJUANA.- Cuando leo que alguien que se graduó de abogado anda trabajando como taxista, o quien se tituló como médico vende tacos en la esquina, “por falta de oportunidades”, no puedo más que insistir en la idea de que hace falta una materia que enseñe a los universitarios a ser audaces para generar sus propias oportunidades, porque las Universidades no deberían preparar empleados sino emprendedores.
Por eso la semana pasada me llamó la atención una nota del periódico Milenio que decía: “Graduado de la Ibero se convierte en vendedor de TIANGUIS: “mi mamá está orgullosa”, porque pensé que se trataba de otra nota más de alguien quejándose de la falta de fuentes de empleo. Pero no.
Alberto Plata, de 32 años, nacido en el estado de Puebla (en San Bernardino Tlaxcalacingo, población perteneciente al municipio de Cholula), se graduó de la Licenciatura en Administración en la Ibero, desarrolló su profesión en la planta de la Volkswagen por un año, pero escuchó el llamado de su vocación y por decisión propia se convirtió en tianguista.
Pero no cualquier tianguista, porque como todo buen emprendedor, no se conformó con las ganancias que ya le daba el instalar su carpa, hacer su tendido y ofrecer sus productos, sino que escaló su emprendimiento y comenzó a surtir a otros negocios similares al suyo, y continuó su ascenso hasta fundar su empresa (Mebitex), una distribuidora de textiles y artículos diversos en línea que surte en todo el país a quienes apenas comienzan, y que ya genera 10 empleos directos.
La historia de Plata se remonta hasta su niñez y adolescencia, cuando relata que inició sus primeros emprendimientos, pues a su corta edad ya quería contribuir a la economía de su familia que si bien no vivía en la extrema pobreza, sí sufría estrecheces económicas.
En entrevista, el joven recuerda que estudiar no le fue nada fácil, sobre todo durante la carrera universitaria, pues significó el esfuerzo de sus padres, principalmente de su mamá, y de él mismo, ya que todos tuvieron que trabajar para solventar los gastos del hogar que se vieron incrementados en buena medida por el pago de la Universidad.
Pero el esfuerzo valió la pena y en el 2015 concluyó exitosamente sus estudio, y con trabajo, pues fue llamado de la planta automotriz de Volkswagen, en donde había hecho sus práctica profesionales, con un “excelente sueldo” para su edad y para aquellos años, afirma.
El trabajo en la armadora del icónico Vocho consistía en capacitar al personal y le consumía solamente 4 horas diarias, por lo que le quedaba tiempo suficiente para planificar su siguiente paso hacia lo que siempre le apasionó: las ventas, y comenzó a incursionar en los tianguis.
Un buen día cuenta Alberto que decidió “quemar las naves” y renunció a su trabajo, y con ello al ingreso seguro, y se metió de lleno a las ventas; invirtió sus ahorros de un año en nómina en la compra de mercancía de importación y comenzó a venderla en el “sobreruedas”.
En ese tiempo pensó que quizá estaba decepcionando a su madre, a su familia y conocidos, porque cómo era posible que un egresado de la Universidad Iberoamericana terminara de tianguista.
Pero su camino en el mundo empresarial apenas comenzaba, y ya tenía en la mente que llegaría mucho más lejos. La pandemia, en el 2020, fue un tropiezo, porque se cerraron todos los tianguis, pero él utilizó ese obstáculo como un escalón para subir y comenzó a intermediar cubrebocas y artículos sanitarios, lo que finalmente fueron los inicios de la comercializadora que hoy opera con el apoyo de sus colaboradores.
La empresa envía a todo el país lo mismo calcetines que cubrebocas, joyería de fantasía, relojes, juguetes, y últimamente toda una gama de productos textiles entre playeras, pants, shorts y sudaderas.
Y sí está trabajando en lo que estudió, pues si bien no tiene un puesto como administrador en una empresa, administra su propia empresa, y con orden y disciplina que son los elementos básicos de toda buena administración, ha llegado lejos y ha alcanzado el éxito. (RMC)