- “No nacemos emprendedores, nos formamos como uno. Todo comienza con la mentalidad.” _Anónimo
Por Kevin Villatoro

El emprendedor no es solo quien abre un negocio. Es quien decide ver oportunidades donde otros ven problemas. Es quien no espera a tener todas las respuestas, sino que actúa con la certeza de que aprenderá lo que haga falta. Si hay un factor que marca la diferencia entre un negocio estancado y uno que crece de forma exponencial, es la mentalidad del fundador.
1. Mentalidad de crecimiento: el verdadero superpoder
Carol Dweck, psicóloga de Stanford y autora del libro Mindset, lo explica con claridad: hay dos tipos de mentalidad — la fija y la de crecimiento. El emprendedor exitoso opera desde esta última. Cree que las habilidades pueden desarrollarse, que el fracaso es una etapa del aprendizaje y que la mejora continua no es una opción, sino parte del juego.
Empresas como Amazon, Airbnb o Alibaba nacieron de ideas que muchos consideraron ridículas. ¿Por qué sobrevivieron? Porque sus fundadores no se casaron con sus ideas, sino con el crecimiento. Jeff Bezos cambió su modelo de negocio decenas de veces. Brian Chesky dormía en el piso mientras aprendía de cero cómo escalar una startup. Jack Ma fue rechazado más de 30 veces de empleos y universidades, pero nunca dejó de pensar: “puedo aprender lo que no sé”.
2. Todo se puede aprender, si lo decides
No sabes vender. No sabes programar. No entiendes de finanzas. No importa.
El emprendedor de mentalidad fuerte no usa eso como excusa. Se sienta, busca recursos, contrata mentores, escucha podcasts, toma notas. Aprende de libros, de errores, de conversaciones, de YouTube si hace falta. Lo hace como Elon Musk aprendió de cohetes leyendo manuales y preguntando a ingenieros, hasta fundar SpaceX. Como Reed Hastings, CEO de Netflix, que pasó de enviar DVDs por correo a dominar los algoritmos de recomendación de contenido.
Tú puedes aprender lo que haga falta. Si no hoy, mañana. Pero solo si lo decides.
3. Mejorar en lo que no eres bueno: el músculo de los grandes
Michael Jordan no nació con defensa. Era solo un anotador. Se convirtió en el mejor defensivo de la NBA con entrenamiento, disciplina y mentalidad. Indra Nooyi, la ex CEO de PepsiCo, fue una tímida inmigrante india que aprendió liderazgo a fuerza de errores y feedback. Howard Schultz no sabía nada de café cuando entró a Starbucks. Aprendió todo.
Un emprendedor con mentalidad ganadora no se escuda en el “yo no soy así”. Se entrena. Se pule. Y se rodea de personas que lo ayudan a elevar su estándar.
4. El activo más importante: tu forma de pensar
La diferencia entre quebrar y escalar no está en el logo, el branding o el producto. Está en ti. En cómo enfrentas la incertidumbre, cómo respondes al rechazo, cómo tomas decisiones difíciles. Las empresas como Apple, Tesla, Spotify o Patagonia no son reflejo de un solo producto, sino de la mentalidad inquebrantable de sus fundadores, que apostaron por el largo plazo, por innovar, por reinventarse una y otra vez.
No es casualidad que en más de 25 culturas diferentes, el concepto de mentalidad aparece como pilar central del liderazgo:
• En Japón, “Kaizen” representa mejora continua.
• En Alemania, el “Wachstumdenken” habla de pensamiento orientado al crecimiento.
• En Zulu, el término “Khula” significa tanto “crecer” como “florecer”.
• En hebreo, “Tikun Olam” implica la mejora del mundo a través de uno mismo.
En cualquier idioma, en cualquier rincón del planeta, la mentalidad lo es todo.
5. ¿Qué puedes hacer hoy para fortalecer tu mentalidad?
• Rodéate de personas que te reten, no que te confirmen.
• Lee biografías de emprendedores. Aprende de sus errores.
• Reflexiona todos los días: ¿qué aprendí hoy que ayer no sabía?
• Haz cosas incómodas. La incomodidad es el gimnasio del emprendedor.
• No confundas actividad con progreso. Evalúa tus resultados.
• Y sobre todo: no te compares, compite contra tu versión de ayer.
Conclusión
Tener una mentalidad de emprendedor no es una moda. Es una necesidad. Es el cimiento de cualquier gran historia de negocio, desde un taller en México hasta una fintech en Silicon Valley. Es el fuego que permite reinventarse cuando el mundo cambia, es la raíz de la resiliencia, y es el único activo que jamás puede ser copiado.
El conocimiento lo puedes adquirir. Las habilidades, desarrollarlas. Pero la mentalidad es la que decide si lo harás.